miércoles, noviembre 21, 2007

Prolegómeno 1. El amor no es observable

Topor. Trou normand

Como los erizos, ya sabeis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo. Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabeis, como en los erizos. (Cernuda, 1932-33)
**
El amor no es observable, no puede ser sometido a la descripción. Solo es posible aproximarse a él mediante la literatura. Y la Literatura, como dice Fernando Vallejo, es el reino de lo recibido, (...) el vasto dominio de la fórmula, del lugar común y el cliché (Vallejo, 1983). Porque esto es así, porque el amor solo existe en la literatura y la literatura es fórmula decimos que éste es suceptible de generalización. Dos cosas se desprenden de aquí:
**
1. El amor nada tiene que ver con la realidad.
**
2. El amor es cliché.
**
¿En dónde existe al amor si éste nada tiene que ver con la realidad? ¿Cuál es la región donde tiene asidero? Las preguntas sobre el amor solo pueden responderse con literatura, esto puede llegar a empalagar. Miel sobre miel empalaga decía Vicente Huidobro, pero como ya se dijo: el amor es autocontenido, es como el vaso de agua que no es un vaso con agua. De la respuesta estuvo cerca Luis Cernuda, quien escribió un solo libro durante toda la vida, al parecer desde la región que nos interesa, desde el planeta donde la geografía y el tiempo no existen:
**
Donde habite el olvido
Donde habite el olvido,/En los vastos jardines sin aurora;/Donde yo sólo sea/Memoria de una piedra sepultada entre ortigas/Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios./Donde mi nombre deje/Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,/Donde el deseo no exista./En esa gran región donde el amor, ángel terrible,/No esconda como acero/En mi pecho su ala,/Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento./Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,/Sometiendo a otra vida su vida,/Sin más horizonte que otros ojos frente a frente./Donde penas y dichas no sean más que nombres,/Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;/Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,/Disuelto en niebla, ausencia,/Ausencia leve como carne de niño./Allá, allá lejos;/Donde habite el olvido. (Cernuda, 1932-33)
**

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal